lunes, 15 de junio de 2020

MARTES 16 DE JUNIO DE 2020

FELIZ MARTES | Feliz martes, Gifs feliz martes, Feliz día martes 



LENGUA

 LITERATURA. DEL TEATRO A LA NARRACIÓN.


MATEMÁTICAS 
No es difícil, solo hay que fijarse, sobre todo, en la colocación de las manos. Ánimo.
 
 Lee en la página 218 del libro qué es una experiencia aleatoria y haz los ejercicios 1 y 2. 


CIENCIAS SOCIALES

Continuaremos con el resumen de esta parte.


 ÁRABE




FOMENTO A LA LECTURA
El gato al que le gustaba la lluvia. (CONTINUACIÓN)




Lukas se sentó en la cama. Miró de nuevo el reloj. —Id más deprisa —les dijo a las manecillas—. Corred. Pero aun así no se movían más rápido. Tenía que hacer algo para que el reloj marcara las siete. Quizá podría ir de puntillas hasta la habitación de sus padres y adelantar las manecillas de su despertador. No, lo notarían. A su padre no le gustaba levantarse antes de lo necesario. Lukas se tumbó de nuevo en la cama e intentó pensar en El Torbellino. Era otra injusticia que su hermano tuviera un mote y que a él todo el mundo tan sólo le llamara Lukas. No sabía a quién se le había ocurrido la idea de llamarle a su hermano El Torbellino. Siempre había sido así. El Torbellino era realmente un torbellino. Nunca estaba quieto y cuando se sentaba a la mesa a comer no dejaba de moverse. Aunque Lukas pensaba que a lo mejor le llamaban El Torbellino porque era muy bueno con el monopatín. En el barrio donde vivían, en toda la calle Rónnbár, no había nadie que fuera tan bueno como El Torbellino con el monopatín. Alguna vez había intentado enseñarle cómo se hacía —a veces El Torbellino era el mejor hermano mayor del mundo—. Pero a Lukas aquello le parecía muy difícil y El Torbellino, que no tenía paciencia ninguna, enseguida se enfadaba con él. Lukas pensaba que nunca sería tan bueno como El Torbellino con el monopatín. Tenía que encontrar alguna otra cosa en la que pudiera ser igual de bueno. Pero ¿qué podía ser? No lo sabía, y le resultaba difícil seguir pensando en eso porque en lo que más pensaba era en lo que le regalarían. Miró otra vez el reloj. Todavía faltaba una hora entera antes de que se despertaran sus padres. ¿Qué le habrían comprado? Había pedido esquís nuevos y un juego de ordenador, pero no esperaba que se lo regalaran. Mientras no le compraran ropa. Ése sí que era un regalo malo. Con la ropa no se podía jugar. Otro regalo malo era lo que los padres consideraban útil. Podía ser una lámpara para la mesilla de noche o una silla. O aún peor, una alfombra. ¡Imagina si me regalan una alfombra! Entonces sí que le iba a resultar difícil poner buena cara. Cada mañana cuando se despertara, tendría que ver una útil alfombra en el suelo que no servía para nada. Las alfombras que compraban los padres no podían volar. Simplemente se quedaban en el suelo y si uno tenía mala suerte, se deslizaba con ellas y se daba un golpe en la cabeza. Do pronto Lukas tuvo la certeza de que le regalarían una alfombra. Estaba tan seguro que se enfadó sólo de pensarlo. Y tampoco la podría cambiar. ¿Cuál de sus amigos querría una alfombra? Y, claro, El Torbellino se echaría a reír. —Es injusto —dijo Lukas en voz alta—. No quiero una alfombra nueva. Después se puso a pensar otra vez en El Torbellino. Había muchas cosas injustas. El cumpleaños de El Torbellino era en pleno verano y podían estar en el jardín. ¿Por qué el cumpleaños de Lukas tenía que ser en marzo, cuando todo estaba embarrado o hacía frío? No iban a sentarse en el jardín si nevaba o llovía. Uno debería poder elegir, pensó Lukas. El día del cumpleaños, el nombre y lo que uno va a saber hacer bien. Se lo pediría para el año que viene. ¡Un cumpleaños nuevo! Miró otra vez el reloj. Las manecillas sólo se habían movido un poquito. El tiempo pasaba tan tremendamente despacio. Después se quedó dormido, sin darse cuenta. Oyó cómo sonaba el despertador en el dormitorio de sus padres. Se despertó cuando se encendió la luz de su habitación y allí estaban todos cantándole el cumpleaños feliz. Y le hicieron un regalo.


CONTINUARÁ  MAÑANA MIÉRCOLES
 

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