lunes, 15 de junio de 2020

LUNES 15 DE JUNIO DE 2020

ratit
XV / VI / MMXX


MÚSICA 

MÚSICA 

Reto ostinatos rítmicos. Dance Monckey con Vasos y Manos.

Paso a Paso

Interpretación entera



ÁRABE
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NATURALES



FOMENTO DE LA LECTURA
El gato al que le gustaba la lluvia.



Lukas se despertó de pronto. Abrió los ojos en la habitación, que estaba casi a oscuras. Como todavía tenía miedo a la oscuridad, su madre dejaba cada noche una luz encendida. Lukas miró el antiguo despertador que tenía en el suelo, al lado de la cama. No podía asegurar que ya sabía leer la hora. Pero creía que eran las cinco. Y eso era demasiado pronto. Nada iba a pasar antes de las siete. Enojado, se tapó la cabeza con el edredón, intentando dormirse de nuevo. Pero era imposible. Estaba completamente despierto. Y le resultaba difícil quedarse tumbado y quieto. Era imposible tener que esperar dos horas para que ocurriera algo el día de su cumpleaños, cuando iba a cumplir seis años. Se preguntó qué le regalarían. El año pasado, cuando cumplió cinco, pensó que le regalarían una caja de herramientas que había visto en un escaparate. Era lo que deseaba. El día antes de su cumpleaños su padre llegó a casa con un paquete que hacía ruido. Lukas estaba seguro de que le regalarían la caja de herramientas. Pero no dijo nada. Una sorpresa tenía que ser una sorpresa, aunque uno supiera lo que había dentro del paquete. Pero este año no lo sabía. El problema es que había pedido muchas cosas. No pudo El gato al que le gustaba la lluvia Henning Mankell 2 decidir qué era lo que quería de verdad. Seguro que era por eso por lo que se había despertado tan temprano. Estaba nervioso por si le regalaban algo que él no quisiera. Lukas se puso a repiquetear con los dedos sobre el papel blanco y azul de la pared con un dibujo de barcos de vela. Tenía la cabeza llena de ideas que saltaban de un lado a otro. Pensó que era una cosa extraña cumplir seis años. Como mínimo significaba que su hermano mayor, que se llamaba Markus pero a quien siempre le llamaban El Torbellino, ahora sería el doble de mayor que él. Tenía doce años. Lukas se echó a reír en la cama. Si El Torbellino era el doble de mayor, también tendría que ser el doble de alto que Lukas. Pero entonces tendría que medir más de dos metros. Y debería tener los ojos el doble de grandes. Grandes como platos. O ¿debería tener el doble de ojos? ¿Cuatro en lugar de dos? No, aunque divertido, aquél era un pensamiento tonto. A El Torbellino seguro que no le gustaría saber que Lukas había pensado que tenía cuatro ojos. El Torbellino se enfadaba fácilmente, sobre todo con Lukas. Siempre tenía que ir con cuidado con lo que decía y con lo que hacía. Las ideas seguían saltando en la cabeza de Lukas. Ahora pensaba en su padre, que se llamaba Axel y conducía camiones. A menudo, cuando volvía a casa olía a cuadra. Entonces Lukas sabía que había estado transportando cerdos, o terneros, al matadero. Otras veces cuando volvía a casa olía de otra manera, completamente diferente. Cuando su padre volvía a casa por la tarde, Lukas solía intentar adivinar lo que había transportado. Lo hacía yendo al garaje a oler el mono de trabajo que estaba allí colgado. Después iba a la sala donde estaba el televisor a esperar a que estuviera lista la cena. Le preguntaba si tenía razón en lo que había adivinado. A veces acertaba y a veces se equivocaba por completo. Ayer se equivocó. A Lukas le pareció que olía a aceite y a gasolina. Pensó que su padre había llevado cosas a las estaciones de servicio. Pero estaba equivocado. Su padre olía a aceite porque el camión se había estropeado y se había tenido que apoyar sobre el motor con las herramientas para arreglarlo. El padre de Lukas se llamaba Axel. Axel Johanson era su nombre y por eso Lukas se llamaba también Johanson. —Axel Johanson y Lukas Johanson —dijo Lukas en voz alta tumbado en la cama tocando el tambor con los dedos sobre el papel de la pared. Pero iba con cuidado en no hablar demasiado alto. En ese caso, su madre se despertaría, y Lukas no quería que ella advirtiera que estaba en la cama sin poder dormir. De inmediato sus pensamientos se dirigieron hacia ella. Se llamaba Beatrice Aurora y era mucho más joven que Axel. Sobre todo, era diferente. Mientras Axel era grande y fuerte y tenía una voz fuerte, Beatrice era pequeña, delgada y hablaba muy bajito. Casi siempre parecía que susurraba. Axel se iba con el camión muy temprano por la mañana y volvía a casa a las cinco de la tarde. Mientras tanto, Beatrice se pasaba en casa todo el día si es que no iba a la tienda a comprar. El gato al que le gustaba la lluvia Henning Mankell 3 Cocinaba y limpiaba y a veces repintaba alguna vieja silla comprada en verano en alguna subasta. Lukas no entendía por qué le gustaba tanto repintar sillas viejas. Tampoco lo entendía Axel, pero no decía nada. Lukas pensó en que tenía un padre y una madre. Lo mejor era que fueran dos. Muchos de sus amigos sólo tenían uno. Si se tenían dos y se quería algo, siempre se podía preguntar dos veces. Si uno decía que no, se le podía preguntar al otro. Podía ocurrir que uno de los dos dijera que sí. Lo mismo ocurría si uno decía que no podías salir a jugar a la calle porque ya era de noche. Si su madre decía que no, se lo podía preguntar a su padre. Lukas había aprendido que siempre era mejor hacer las preguntas difíciles a su madre cuando estaba pintando alguna silla vieja. Entonces solía estar de buen humor y Lukas sabía que ni siquiera oía lo que le preguntaba. Lo peor era preguntarle cuando su padre no estaba. Entonces siempre decía que no. Con su padre era más difícil saber cuándo estar callado o cuándo preguntar. Además, a veces podía prohibirle hacer alguna cosa cuando antes se lo había permitido. Lo de los padres podía ser difícil, pensó Lukas. Pero aún más difícil era tener un hermano mayor. Lukas se enojaba sólo de pensar que El Torbellino siempre sería mayor que él. Por mucho que creciera, por muchos años que pasaran, El Torbellino siempre sería mayor que él. Era una injusticia que no tenía solución. Lukas se sentó en la cama. 

CONTINUARÁ MAÑANA MARTES.


LENGUA 

MATEMÁTICAS
El juego de hoy va de acertijos, debes parar el vídeo cada vez que oigas uno y pensar un ratito. Los hay fáciles y difíciles.


Ejercicios 11 y 12 de la página 208.

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